
Por Nicolás Espinosa
Médico Especialista en neurologia infantil
Director Médico de Neuroinfant
Jefe de Servicio de Neurología Infantil del Hospital Metropolitano
Profesor de Posgrado de Pediatría, PUCE
En mi experiencia como neuropediatra, tras valorar miles de casos de niños y familias con TDAH, he observado un patrón preocupante: a pesar de los avances en nuestra comprensión del trastorno, el manejo práctico sigue atrapado en desinformación, prioridades equivocadas y un enfoque descoordinado.
Cabría esperar que los avances en neurociencias se reflejaran en prácticas centradas en los niños. Sin embargo, nuestras acciones a menudo parecen más orientadas a cumplir con estándares externos que a generar un impacto positivo en el desarrollo integral de estos niños y adolescentes.
El resultado es devastador: tiempo perdido, talentos desperdiciados y, lo que es aún más preocupante, un daño profundo a la autoestima y el bienestar emocional. Este no es solo un fallo técnico; es un problema sistémico que debe ser abordado con urgencia.
Desenfoque en el Manejo: No Centrarse en lo que Importa
Crear valor real no es un ideal abstracto; es una necesidad práctica y urgente. Significa diseñar sistemas que prioricen el bienestar integral del niño, respeten su tiempo y celebren su individualidad. Esto implica abandonar enfoques genéricos y reorientar cada intervención hacia lo que realmente aporta: construir confianza, potenciar talentos y desarrollar habilidades prácticas que beneficien su vida presente y futura.
Sin embargo, el manejo actual del TDAH está lejos de cumplir con este estándar. Entre traslados interminables, terapias sin evidencia científica y sistemas educativos rígidos, el tiempo —el recurso más valioso de estos niños y adolescentes— se pierde en actividades que no generan valor real.
El Tiempo: El Recurso Más Valioso y el Más Desperdiciado
El tiempo es limitado, irrecuperable y esencial para el desarrollo de cualquier niño. Para los niños y adolescentes con TDAH, su importancia es aún mayor, ya que cada minuto puede ser una oportunidad para construir confianza, explorar fortalezas y desarrollar habilidades prácticas. Sin embargo, este recurso invaluable a menudo se malgasta en actividades ineficaces o descoordinadas.
El Costo del Tiempo Perdido
Pensemos en un niño con TDAH que pasa dos horas al día en transporte hacia terapias que no responden a sus necesidades reales. A eso se suman tutorías diseñadas exclusivamente para cumplir con expectativas escolares rígidas que ignoran por completo su estilo de aprendizaje. Al final del día, no queda tiempo para que el niño juegue, descanse o explore sus intereses.
El impacto es claro y preocupante:
• Para el niño: Cansancio, frustración y una sensación constante de insuficiencia.
• Para la familia: Agotamiento emocional y financiero, lo que erosiona su capacidad para brindar el apoyo necesario.
Un informe del Journal of Child Psychology and Psychiatry demuestra que las intervenciones personalizadas generan resultados significativamente mejores que las terapias genéricas. Esto subraya una verdad crucial: no es la cantidad de tiempo que invertimos, sino cómo lo utilizamos lo que marca la diferencia.
La Desinformación: Un Obstáculo Que Sabotea el Progreso
La desinformación es una de las barreras más persistentes en el manejo del TDAH. Lo más preocupante es que no solo proviene de redes sociales o de fuentes informales, sino también de entornos que deberían ser confiables: escuelas, terapeutas e incluso círculos cercanos de familiares o amigos.
Desinformación desde las Redes Sociales y el Entorno Cercano
Las redes sociales están llenas de “expertos” que promueven soluciones milagrosas para el TDAH. Desde dietas restrictivas hasta terapias alternativas sin respaldo científico, estos mensajes suelen estar diseñados para atraer la atención, pero rara vez se basan en evidencia sólida.
Además, el entorno cercano —familiares, amigos o incluso otros padres— a menudo perpetúa mitos que confunden y generan inseguridad en los padres. Frases como “es solo una fase” o “el niño necesita más disciplina” no solo desinforman, sino que también invalidan la experiencia de las familias y retrasan la toma de decisiones importantes.
Desinformación desde las Escuelas y Terapeutas
Lo más alarmante es que la desinformación también proviene de fuentes que deberían ser pilares de apoyo.
• Escuelas: Muchos maestros rechazan las adaptaciones necesarias, perpetuando la idea de que los niños con TDAH deben “encajar” en lugar de recibir el apoyo que necesitan. Esto no solo afecta su desempeño académico, sino también su autoestima.
• Terapeutas: Algunos profesionales perpetúan mitos sobre herramientas efectivas, como la medicación, o insisten en terapias genéricas sin respaldo científico. En lugar de proporcionar claridad y soluciones, generan confusión y refuerzan estigmas que afectan tanto al niño como a su familia.
Qué Significa Crear Valor Real para el Niño con TDAH
Crear valor real significa mucho más que diseñar sistemas e intervenciones bien intencionadas. Es un enfoque consciente y deliberado que pone al niño en el centro de cada decisión, asegurando que cada acción, terapia o recomendación genere un impacto positivo tangible en su vida. Implica no solo atender sus dificultades, sino también potenciar sus fortalezas, respetar su tiempo, y fomentar su desarrollo integral en un entorno que lo valore por quién es, no por lo que debe “corregirse”.
Esto se traduce en:
1. Construir Autoestima y Confianza
La autoestima es la base de cualquier proceso de desarrollo. Validar sus emociones, reconocer sus logros y enseñarle que no está definido por sus fracasos son pasos fundamentales para construir una narrativa positiva y fortalecer su confianza.
2. Promover Fortalezas y Talentos
Los niños con TDAH a menudo tienen talentos extraordinarios en áreas como el arte, la música o el deporte. Identificar y potenciar estas fortalezas no solo motiva al niño, sino que también le proporciona herramientas prácticas para su vida futura.
3. Diseñar Aprendizajes Reales y Aplicables
El aprendizaje debe ser práctico y significativo. Desde habilidades organizativas hasta estrategias de resolución de problemas, las enseñanzas deben estar conectadas con los intereses y talentos del niño para garantizar su relevancia.
4. Desarrollar Resiliencia Emocional
La resiliencia no es innata; se construye a través de experiencias que enseñan al niño a enfrentar el fracaso, adaptarse y seguir adelante. Esto incluye mostrarle que los errores son una oportunidad para aprender y crecer.
5. Respetar el Tiempo del Niño
Cada minuto cuenta. Las actividades y terapias deben ser significativas y diseñadas para generar un impacto real en su vida, permitiéndole explorar sus intereses y desarrollar confianza en sí mismo.
Conclusión: Un Llamado al Cambio
Crear valor para un niño con TDAH no es opcional; es una necesidad urgente. Significa reevaluar cómo usamos el tiempo, cómo diseñamos las intervenciones y cómo definimos el éxito.
El verdadero éxito no está en cuántas tareas el niño completa ni en cuán bien se adapta a un sistema rígido. Está en cuánto lo ayudamos a ser él mismo, con todo su potencial y habilidades únicas.
Este cambio no es fácil, pero es necesario. Comienza con una pregunta: ¿Estamos realmente creando valor para estos niños o simplemente cumpliendo con expectativas externas? Si no podemos responder afirmativamente, estamos fallando. Y eso es algo que no podemos seguir ignorando.